martes, 30 de abril de 2013

Importancia de la información escrita para pacientes

La persona tiene derecho a conocer la manera sana e insana de asumir su enfermedad; tiene que tener la información que le haga menos dependiente del sistema sanitario, y tiene que tener la información para saberla utilizar...( Vall C, 1986).

El abordaje de una gran parte de los problemas de la consulta en Atención Primaria necesita realizar intervenciones educativas y acciones que impliquen cambios en las actitudes y conducta del paciente. Olvidamos muchas veces, que el conjunto de actividades de Atención primaria deben incluir prevención de las enfermedades y promoción de hábitos saludables, y el mejor instrumento que tenemos para ello es la educación sanitaria. Sin embargo, la educación del paciente no ha sido nunca una prioridad en nuestra actividad diaria, y es que nuestra visión tradicional de la educación no exigía el trasvase de información al paciente.

La educación sanitaria debe ser  un componente integral en nuestra consulta, y su objetivo es aumentar la base de conocimientos del paciente de forma que pueda mejorar o mantener, su salud o bienestar. Atender únicamente las necesidades físicas del paciente, y dedicar la mayor parte del tiempo de  la consulta, en usar métodos diagnósticos y terapéuticos es un trabajo a medias. Por lo general,  dedicar lo suficiente, a conocer al paciente y su contexto, conocer sus comportamientos, educarles o asesorarles, implica un mayor aprovechamiento de las actividades preventivas, y una mejora del cuidado de la salud.                       

Esto se comprueba en la revisión de la literatura, al mostrar que, la información médica que proporcionamos a nuestros pacientes favorece una mejor utilización de los servicios sanitarios, ayuda al enfermo a aumentar su comprensión, reduce sus ansiedades, y altera sus hábitos en el cuidado de la salud, y  su ausencia, es una de las principales causas (30-50%) del incumplimiento del tratamiento por los pacientes, aparición de reacciones adversas, y de una inadecuada utilización de las urgencias hospitalarias.

Por otro lado, no debemos olvidar, que la comunicación médico-paciente es uno de los hechos distintivos del sanitario de Atención Primaria, por lo que al impartir información promovemos una mayor participación del paciente en la relación asistencial, mejorando así, la relación médico paciente.

De todo esto se concluye, que la información a los pacientes es básica y de los aciertos que tengamos en esta fase dependerá, por tanto, no sólo la comprensión del paciente de sus problemas, sino también el cumplimiento de sus pautas terapéuticas y la satisfacción por los servicios recibidos.


¿Cómo dar información?
   
La información que damos a nuestros pacientes forma parte de todo un proceso de educación, y su objetivo es crear una situación de aprendizaje que promueva el desarrollo de ideas, cambios de creencias y actitudes, así como el crear nuevos hábitos y conductas. Pero para que realmente estemos educando, mientras informamos, hay que establecer un auténtico proceso de comunicación, lo cual implica tener en cuenta la bidireccionalidad, es decir, intentar hacer comprender nuestros puntos de vista, al mismo tiempo que tenemos que conocer las expectativas del paciente y sus conocimientos previos sobre la materia que le vamos a informar.

La información además tiene que motivar al paciente, ya que aunque la información sea efectiva, puede ser insuficiente si el paciente no está motivado. Así pues, podemos aumentar la motivación cuando se involucra a familiares y cuidadores, cuando existe una buena relación  médico-paciente, y cuando la información se entiende como verdaderamente importante para nuestra salud.

Así pues, la información puede ser planificada o espontánea, verbal o no verbal, individualizada o en grupos, pero en cualquier caso, y para que resulte realmente efectiva, debe siempre responder a unos objetivos, y no emitirse aisladamente.

Por otro lado, el terapeuta puede usar la comunicación oral y escrita:
•    oral, para explicar, educar o asesorar a los pacientes,
•    y escrita, para reforzar las instrucciones orales sin reemplazarlas.

La información por tanto, puede verse favorecida si disponemos de un material de apoyo didáctico, y su valor radica en que estos materiales son instrumentos que facilitan el proceso educativo. Sin embargo, el disponer de estos materiales implica saber utilizarlos bien.
   
Los materiales escritos no deben nunca predominar, ya que son  medios que se emplean si se consideran útiles, para hacer más clara una información o hacer hincapié en algunos puntos fundamentales, y pueden disminuir las barreras de comunicación oral que podemos encontrarnos en la consulta( falta de tiempo, timidez del paciente a preguntar...).
   
El material escrito permite además un análisis del texto por el mismo lector, que interpreta y elabora la información que en ella va contenida, y permite la posibilidad de una ulterior lectura en caso de dificultad o para recordar.
   
El diseño de estos materiales educativos tiene que tener en cuenta distintos aspectos: En primer  lugar ha de  ser de fácil acceso; comprensible y entretenido, que mantenga la atención, utilizando un vocabulario neutro, y se acompañe de un complemento visual( gráficas, dibujos e ilustraciones);  pacientes de todos los niveles han indicado que prefieren materiales cortos, simples y coloristas. Por último, es importante además que se emita siempre en los contextos y términos culturalmente apropiados.

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