Los tratamientos de cánceres ginecológicos pueden efectuarse a través de tres especialidades. Todas ellas comunes en el campo pero no por eso menos traumáticas o invasivas para el paciente. En ellas tenemos: cirugía oncológica, radioterapia y clínica.
La radioterapia, tema que trataremos a continuación, es una modalidad que se puede usar como tratamiento principal o como tratamiento preoperatorio e incluso postoperatorio en el cáncer ginecológico.
La radioterapia es simplemente un tipo de tratamiento que se efectúa por medio de un dispositivo que produce radiación ni mas ni menos.
La radiación se dirige a la región afectada del cuerpo y es por tanto un tipo de tratamiento local o regional.
Gracias al avance de las nuevas tecnologías médicas, este tratamiento puede aplicarse con dosis justas para cada paciente de manera de de disminuir el impatco psicológico que pudiera producir en la persona afectada ya que todos nuestros órganos (intestino, vejiga, riñones, etc) tienen un límite de tolerancia a la radiación y un exceso en este tratamiento podría producir un fallo general de los mismos.
Previo a un tratamiento radiológico, nuestros médicos de cabecera deberán realizarnos una serie de estudios que incluyen biopsias, estudios sanguíneos y en oportunidades, estudios psicológicos a fines de dar su aprobación para el comienzo de una serie de sesiones radiológicas.
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